La Sociedad Española de Reumatología define la fibromialgia, a través de la definición aportada por la Organización Mundial de la Salud, como enfermedad cuya etiología es desconocida pero que se caracteriza por dolor crónico generalizado que se prolonga más de tres meses y que el paciente localiza en el aparato locomotor. Popularmente se describe como un dolor de pies a cabeza. Debido a la capacidad de afectación en todos los ámbitos de la vida del paciente, se denomina “enfermedad bio-psico-social”.
Actualmente en España, se estima que esta enfermedad cuenta con una prevalencia superior en mujeres que en hombres. De esta manera, afecta a un 4.32% de las mujeres mientras que, en el caso de los hombres, tan solo es del 0.2%. Esto hace que, entre la población española, encontramos que su prevalencia es de un 2.73%. En cuanto a la edad, parece más frecuente en edades medias, siendo la incidencia más elevada entre los 40 y los 50 años; lo que no significa que no pudiera afectar a cualquier rango de edad.
Es un síndrome que cursa con una sensibilización central con alteraciones sensitivas y emocionales. Por lo tanto, existe una percepción anómala de estímulos sensoriales, lo que lleva a que el calor, la presión o la electricidad por ejemplo se interprete como dolorosos. Además, presenta síntomas como una fatiga intensa, alteraciones del sueño (ya hemos hablado de estas en otra noticia dentro de la web), depresión, ansiedad, cefaleas, rigidez muscular… y, entre los más comunes, una tumefacción en las manos.
Como ya se ha mencionado, la etiología (es decir, las causas por las que se puede padecer esta enfermedad) es desconocida. Existen una serie de factores desencadenantes que, en sujetos predispuestos, incrementan la probabilidad de desarrollarla. Entre estos factores podemos encontrar infecciones bacterianas/víricas previas; accidentes de tráfico; una separación; problemas con familiares; o enfermedades previas que limiten la calidad de vida.
Lo realmente sorprendente de la enfermedad es su capacidad de limitar la vida del paciente. Una ausencia de diagnostico o si la causa persiste, la calidad de vida del paciente va empeorando a medida que va apareciendo un grado de discapacidad. La discapacidad que se puede desarrollar puede ser tan grave que interfiera en la vida laboral del paciente (entre un 15 y un 50% de los pacientes se ven obligados a dejarla). Por lo tanto, queda de sobra demostrado la importancia (al igual que en otras patologías) de realizar un buen diagnóstico, y que además este pueda ser lo más temprano posible. De igual manera, la comprensión de la enfermedad, de su mecanismo fisiopatológico y de los factores etiológicos capaces de desencadenarla (sobre todo, cuales son primarios y el mecanismo por el cual lo hacen) resultan vitales de cara al abordaje terapéutico de esta enfermedad, con la mejora de la calidad de vida de sus pacientes como objetivo final.
Y en todo este paradigma que engloba a la fibromialgia, ¿creéis que el magnesio puede contar con algún papel?,¿cuál creéis que puede ser? En próximas noticias, trataremos de responder estas respuestas. Como siempre, con la ciencia en mano y las mejores fuentes de información actuales como herramienta de fiabilidad.
Bibliografía:
Sociedad Española de Reumatología: https://www.ser.es/wp-content/uploads/2015/09/Fibromialgia.pdf
Clínica Universitaria de Navarra: https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/fibromialgia
Fisiopatología de la Fibromialgia: https://www.reumatologiaclinica.org/es-fisiopatologia-fibromialgia-articulo-S1699258X20300279